Están constituidos por elementos y sustancias que, al entrar al organismo, mediante la inhalación, absorción cutánea o ingestión pueden provocar intoxicación, quemaduras, irritaciones o lesiones sistémicas, dependiendo del grado de concentración y el tiempo de exposición.
Según su estado físico pueden ser:
- Sólidos: Polvos y fibras
- Líquidos: Neblinas y Rocíos
- Humos: Metálicos y no metálicos
- Gases y vapores
La exposición a productos químicos en el mundo laboral debe abordarse desde dos perspectivas bien diferenciadas en función de la relación temporal entre la causa y los efectos, y que condicionan el tratamiento que se hace de los daños ocasionados, dado que pueden identificarse:
- Efectos agudos: producidos por una exposición única o varias en un día.
- Efectos crónicos: aparecen tras exposiciones reiteradas durante semanas o meses.
En estos casos indicados, estaríamos hablando de casos que se tratarían como accidentes de trabajo, por contacto con productos químicos.
- Efectos tardíos o demorados: se identifican en relación con una exposición anterior, pero después de varios días o semanas de la exposición, generalmente por metabolización de las sustancias en el organismo en unos casos, y por acumulación sistémica en otros.
- Efectos diferidos (cáncer, malformaciones): Estos aparecen años después de la exposición y casi siempre en forma de enfermedades que revisten gravedad.
En estos casos estaríamos hablando de situaciones de enfermedad laboral por exposición a “contaminantes químicos”.

Comentarios
Publicar un comentario